El andador, tacatá o tacataca, era popular hace muchos años pero cada vez tiene más detractores que desaconsejan su uso. Se le acusa de limitar el desarrollo del bebé y de provocar accidentes. Sin embargo, podemos minimizar los riesgos siguiendo estos consejos sobre cómo elegir un andador de bebés.

Recomendaciones importantes al comprar el andador.

– Asegurarse que cumple la norma europea EN 1273:2005 para andadores. Requisitos de seguridad y métodos de ensayo.

– Que sea lo suficientemente ancho para que no pueda atravesar las puertas, evitando que el bebé se mueva de una habitación a otra.

– Comprobar que tenga un sistema de bloqueo para detener el andador al borde de un escalón.

Normas para utilizar el andador de forma segura.

– Instalar una barrera de seguridad en lo alto de las escaleras para evitar que se precipite.

– Cerrar todas las puertas.

– No utilizar el andador en la cocina.

– Mantener al niño alejado de superficies caldeadas como hornos, chimeneas o sistemas de calefacción expuestos. Son iguales de peligrosos los líquidos calientes como sopas, cafés o aceite.

– Tener cuidado con los cables de los electrodomésticos.

– No utilizar cerca de la piscina, por el riesgo de ahogamiento.

– El andador no es un sitio donde dejar al niño un rato mientras hacemos otra cosa; debe estar constantemente vigilado por un adulto.

– Utilizarlo solo en superficies lisas (sin alfombras ni otros desniveles con los que pueda tropezar).

El andador se debe usar de forma esporádica y con prudencia, como un juguete más. Hay que tener en cuenta que se suele utilizar cuando el bebé tiene entre siete y doce meses. En esta etapa evolutiva, el suelo se convierte en un elemento clave del desarrollo psicomotor. Deben reptar, girarse, gatear, sentarse, moverse con libertad e ir buscando puntos de apoyo en su entorno para incorporarse. Así van fortaleciendo sus músculos y desarrollando el equilibrio para, cuando esté preparado, empezar a andar.