Con la llegada del verano, suben las temperaturas y playas y piscinas se llenan de niños. Una de las recomendaciones que más oímos y que muchos tenemos grabada a fuego desde nuestra infancia es que, después de comer, debemos esperar dos horas antes de bañarnos, para no sufrir un corte de digestión.

¿Qué es un corte de digestión o síncope de hidrocución?

Es la pérdida brusca de conciencia o la muerte directa de una persona al sumergirse en el agua. En ocasiones no se llega a perder el conocimiento y aparece mareo, náuseas y vómitos, zumbidos en los oídos y visión borrosa, clínica que nos debe alertar y permitir salir del agua a tiempo.

¿Cuál es la causa?

  • Por un lado tenemos la DIGESTIÓN.

Cuando comemos mucho, nuestro intestino pide una gran cantidad de sangre para hacer la digestión. Si en ese momento entramos en el agua bruscamente y ésta está fría, la piel (para mantener la temperatura), también necesita más sangre.

Si el intestino y la piel piden mucha sangre a la vez, puede faltar riego al cerebro y perdemos el conocimiento (con el consiguiente riesgo de ahogamiento si no hay nadie cerca). El peligro aumenta si la comida ha sido muy abundante, el agua está muy fría y la piel está muy caliente.

  • Por otro lado tenemos el REFLEJO DE INMERSIÓN.

Al sumergimos, el cuerpo se adapta con una serie de cambios; disminuyen las pulsaciones y se contraen los vasos de la piel, para que llegue más sangre al cerebro. Si este reflejo es exagerado se pueden producir arritmias incluso la muerte súbita.

Cuatro claves para prevenirlo

1.- Evitar las comidas abundantes; es mejor comer pequeñas cantidades muchas veces.

2.- No entrar en el agua después de una exposición prolongada al sol o después de una actividad física intensa.

3.- No zambullirse de golpe; es conveniente entrar en el agua poco a poco y mojarse progresivamente el cuerpo antes de sumergirse.

4.- No dejar a los niños nunca solos, para que si aparece el corte de digestión, podemos sacar del agua a quien lo sufre.

¿Qué debemos hacer si ocurre?

Generalmente es algo pasajero. Si nuestro hijo presenta un golpe de calor o algún síntoma de alerta, debemos sacarlo inmediatamente del agua y tumbarlo. Con ello facilitaremos la llegada de sangre al cerebro y se irá recuperando poco a poco.

Con toda esta información y el sentido común… ¡A disfrutar del verano!